martes, 9 de agosto de 2022


PARADA TÉCNICA (ADELANTO DOS)


 



CAMPO BASE
 

Hay un hilo invisible entre Días de vino y Rosas y The Waterboys.
Hay un hilo invisible entre el campamento del desierto y los bares de Zuma.
Hay un hilo invisible entre mis besos podridos y tu mirada suave.
Hay un hilo invisible entre los cuerpos ciegos 
que se palpan y se huelen a distancia, en la oscuridad 
de las palabras, y las arañas mortales 
de la biblioteca.
No podéis pedirme más, he hecho todo lo que he podido.
Podéis devolverme a la casilla de salida, pero no podéis
reclamarme el entusiasmo 
de las primeras veces.
Puedo ganar la partida, pero el premio que obtendré
siempre será la mitad de lo perdido.




CAMPO BASE (VACANTE)

 
Hay un hilo invisible entre Biarritz y The fishermen blues.
Mejor dicho, hay un hilo casi invisible, porque
se hace solo visible unos minutos de algunas tardes de verano.
Tengo tu sonrisa guardada en una caja fuerte y mi desprecio
exhibido en una urna.
Todo acabará pronto en un museo, dicen.
Y añaden que habrá una fiesta, que vendrá mucha gente,
que pondrán música de la buena y que será muy divertido.
No dicen que tú vendrás disfrazada de policía, o de enfermera,
o de palmera tropical o de berenjena o de gatito pelirrojo,
o de cualquier cosa de todas las cosas posibles
y que pese a todo
yo seré el único que te podrá reconocer,
y te reconoceré.
No dicen que todo el juego se basa en eso, en esperar lo inevitable.
En perder el tiempo negando lo evidente.




EL DESASTRE


El desastre sobrevuela el valle
desde muy arriba.
El desastre es un águila pacífica
que no tiene ningún interés
en asustar a los murciélagos,
que se deja arrastrar por las corrientes,
que planea dulcemente sobre las piscinas,
que solo cuando tenga mucha hambre
se lanzará en picado sobre su presa.
El desastre sabe que yo lo miro
desde muy abajo,
que lo observo todas las tardes
con resignación, con calma.




CUANDO NOS AMAMOS (boceto uno)
 

Cuando nos amamos
se aman todos los amantes del mundo,
los que se hirieron con amor,
los que veneraron el amor sobre un altar,
y sacrificaron pequeñas uñas en su nombre,
 o grandes espejos, o finas camisas,
o cualquier cosa que tuvieran a mano,
los que comieron amor y les sentó mal,
los que comieron amor y quedaron saciados,
tan saciados que luego ya no pudieron comer nada más
y murieron de hambre.
Cuando nos amamos, en nosotros
se aman todos los amantes del mundo,
los que no llegaron a amar,
los que amaron a gritos,
los que amaron en silencio,
o solo un ratito entre dos tormentas,
porque los rayos y los truenos
espantaban a los poemas del parvulario.
Cuando nos amamos no hay nadie
más en el mundo que pueda amar,
todo el amor es nuestro,
tenemos posesión del morfema y sus derivados,
 de los adjetivos, de los adverbios, de los
complementos circunstanciales de modo, de lugar
y hasta de tiempo.
Cuando nos amamos todo
el amor es nuestro. (Aunque todo se nos escapa
porque las redes son demasiado anchas,
y mejor así, mejor que escape todo el amor,
que no se quede dentro, que corra y salte
y vuele sobre la ciudad, y así nos deje dormir
 hasta que llegue la noche.)
Todo el amor que alguien lanzó o ingirió
o machacó o pinto con tinta invisible
o solo dejó olvidado
en un cajoncito de la cómoda, por si alguna tarde,
a media siesta, sonaba un timbre, todo ese amor
que es nuestro, tuyo y mío, nuestro
desde el principio del mundo, nuestro hasta
el final del mundo,
todo ese amor cabe en un beso,
en un mordisco, en un lamido,
en un pellizco, en un gemido,
incluso en un silencio cabe todo ese amor
cuando nos amamos.
Pero luego abres los ojos, los muebles
 se quedan quietos, la casa espera
el golpe de la puerta al cerrarse,
solo las cortinas bailan distraídas.
“Ha estado bien el amor”, me dices,
“Ha estado bien el amor”, te digo,
sin hablar, sin mirarnos, con el morse de los dedos.
Todo el amor de los amantes,
todo ese amor que era nuestro,
vuelve a ser una corriente de aire frio
que vaga sin rumbo, que a veces
hace volar los sombreros, pero que refresca
las tardes de un agosto terrible.
Mejor así, te digo, sin hablar, con las letras
de la luz en la pared. Te levantas.
Te vas a la cocina.
“Ha estado bien”, dice la tele.



("Parada técnica" es mi próximo libro de poesía, después de terminar la "trilogía de la crisis", que ha sido editada por la Universidad de Murcia, Pre-textos y West Indies. La fecha prevista de publicación de "Parada técnica" es 2023 y en este libro hay una selección de poemas inéditos desde el año 2000 hasta la actualidad, incluyendo también poemas muy recientes, escritos en julio-agosto del año en curso, como los cuatro que pongo aquí)







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