miércoles, 6 de marzo de 2024

 





EL ÚLTIMO ASEDIO (POEMA PROVISIONAL)



Cuando cunda el pánico,

cuando el enemigo ya esté dentro,

avanzando por las calles oscuras

mientras al fondo, junto a la muralla,

ya se ven las primeras llamas

del incendio que devorará la ciudad entera,

cuando estemos solos,

solos ante nuestra muerte,

y los gritos horribles de otros hombres y otras mujeres

no sean más que el preludio seco de nuestro silencio,

cuando la muralla caiga,

cuando los campanarios y las cúpulas de las iglesias caigan, 

cuando los escudos de piedra y las estatuas caigan,

cuando los cuerpos caigan,

cuando todo esté en tierra

y toda la tierra sea ceniza y huesos,

recordaremos el sabor de nuestros primeros besos,

de los besos antiguos y casi olvidados,

de los besos que abrían montañas y cerraban heridas,

de los besos que ya no recordábamos a qué sabían,

y moriremos con el recobrado sabor de los besos de antes,

y ese sabor será tan fuerte que perdurará en la tierra,

que perdurará en el aire,

y será extrañamente percibido por los arqueólogos futuros,

los que descubrirán nuestra tumba por error

y no sabrán nada de nosotros.




La noche no es para mí

(Video)


La cantante está enferma.

Pero el tren saldrá a su hora.

La cantante ya no canta, me han dicho.

Pero en el video se le ve tan joven,

que parece mentira que el tiempo…

El video de Video, por cierto, en su momento

no pensaba en estas cosas.

No pensaba en Coppini ni en su Hansel y Gretel.

no pensaba en Janis ni en las mentiras 

que tendré que contar 

a mis hijos.

Medicinas para el corazón, sí, todos 

morimos con demasiadas

medicinas en el corazón.

(Esperando la noche/

 como el que espera/ su final)

Video. ¿Qué sabía yo de este grupo,

de las discotecas de la costa, 

de los pubs por cuyas puertas

yo pasaba sin sospechar nada,

sin ver nada, 

sin entender qué hacía esa gente ahí, 

amontonada en la acera

gritando, tirando botellas vacías, pegándose,

besándose…

Pero el tren va a salir.

A su hora.

Como siempre.

Y yo me montaré y seré otra persona.

Otra máscara. Otra mentira.

Perlas ensangrentadas, flores pisoteadas.

La noche, sí, esa noche, también fue para mí.

Y pasó por mi ventana mientras yo miraba 

la sangre de mis manos.

La herida 

de esa pistola que alguien había dejado en mi mesa

cargada y dispuesta

para que pudiera evitar la tentación.