jueves, 31 de marzo de 2022

 







AMIGOS PERDIDOS



A Philippe se lo tragó la tierra

una húmeda mañana de finales de agosto

de mil novecientos noventa y tantos.

No recuerdo bien la fecha. Y el detalle sería

insignificante, si no fuera por los muchos amigos

que le precedieron en el viaje. 

También a mí se me tragó la tierra.

(No dispongo de muchos datos,

debió suceder de un modo imperceptible.)

Y cuando me encuentren, suponiendo que esto ocurra,

no sé si sabrán reconocerme. 

Si me abrazarán entonces, 

o tras unas breves palabras,

se separarán de mí,

sacudidos 

por un súbito temor, el temor que sentiría yo,

si un día por casualidad 

me tropezara con ellos.








DESIDERATA (II)


Que pase el lunes

que pase el martes

que pase el miércoles el jueves el viernes

que llegue el sábado

que pase el sábado

y el domingo que pase tranquilo el domingo

y por fin llegue el lunes

y que pase el lunes

y el martes y el miércoles y el jueves y el viernes

que llegue el sábado

y no suene el teléfono

y estemos todos 

que pase el domingo que pase tranquilo el domingo

y no suene el teléfono

que no suene el teléfono

y llegue el lunes

y que llegue otro lunes

y otro y otro y otro

que llegue el martes.










LOS MUERTOS DE UCRANIA


Me levanto y me ducho.

Los muertos de Ucrania.

Caliento la leche en el microondas para el mayor.

El pequeño mira la tele.

Los muertos de Ucrania.

Me pongo la mascarilla FFP2 y entro en su habitación

(el mayor está confinado).

Los muertos de Ucrania.

Enciendo el gas y hago la comida.

Los muertos de Ucrania.

El pequeño me enseña un dibujo que ha hecho.

La tele está encendida.

“Ya está la comida. Apaga la tele”.

Los muertos de Ucrania.

Le llevo la bandeja a mi hijo mayor.

Ya no tiene fiebre.

Tiran la mascletá a toda prisa porque se ha puesto a llover.

Día del Padre. ¿Podrán quemar las fallas?

Los muertos de Ucrania.










DESPEDIDA



Confundido, drogado por el veneno

de tu último beso, subí al tren.

Medio viaje lo pasé en éxtasis.

El otro medio lo soporté con la cara

pegada a la ventana, para que nadie supiera

que estaba llorando. No íbamos a volver

a vernos nunca, y ni siquiera había podido 

despedirme adecuadamente. Siempre 

fuiste tú quien tomaba las decisiones.

Pero por una vez ¿no hubieras podido 

dejar que hiciera las cosas a mi modo?














(poemas pertenecientes a "Parada técnica",  inédito)