domingo, 23 de mayo de 2021

 





¿Qué puedo decir de Brines? Descubrí el "Otoño de las Rosas" con poco más de 20 años. Luego fui leyendo todos sus libros. Siempre ha sido uno de mis poetas básicos, fundamentales, es un tópico decirlo pero sin él yo no sé si hubiera llegado a ser poeta o no sé qué clase de poeta hubiera sido. Para mí hay un montón de poetas y luego están los pocos POETAS que están ahí arriba, en el Olimpo, en el monte sagrado, mirando a los demás desde la distancia imposible. Nunca llegaré a la altura en la que está su poesía, mi única posibilidad es tratar de emprender la subida y tratar de llegar lo más alto que pueda, aunque la cima se esconda entre la niebla y sea siempre inalcanzable. Brines está con muy pocos, y por eso hasta casi el final de su vida fue un poeta relativamente poco conocido... Hasta que viene la muerte y todo el mundo le dedica unas palabras, todo el mundo quiere salir en la foto del entierro, y casi ninguno de ellos (sobre todo los políticos de turno, con sus mensajes típicos que no dicen nada porque realmente no saben qué decir) ha leído ni un solo poema de Brines. Y eso me fastidia. Sé que es inevitable, pero eso me fastidia. Porque pasado mañana (es decir, hoy), ya lo habrán olvidado. Como dije en un poema hace tiempo... "Los buenos escritores solo salen en la tele/ cuando se mueren". 

En mi libro del 2015 le dedicaba un poema a él y a Blanca Andreu. En mi libro del 2016 le dedicaba otro poema. En mi nuevo libro de poesía, que debería haber salido este año pero como todo va muy lento ahora me parece que ya no saldrá hasta el año que viene, no le dedico ningún poema en concreto, pero su sombra vuela sobre todas las páginas, (como en tantos otros poemas míos) y para mí es un gran honor que me digan que mis poemas tienen algo suyo, que tienen un sabor a veces ligero o a veces muy intenso a Brines. Eso para mí es señal que estoy andando por la senda adecuada. Sí, nunca llegaré a la cima, lo sé. Pero mi ambición es acercarme todo lo que pueda a ella. Hoy en día se está produciendo una poesía "low cost", de supermercado lleno de "marcas blancas", o de fábrica de productos de serie y bajo coste, muy cutre y mala. No es toda la poesía, pero puede llegar a ser toda la poesía. Porque hay sendas que son tan difíciles que nadie las recorre. Brines no era muchas veces un poeta fácil. Si lo fuera no sería Brines. Ahora ha salido en los telediarios y en los periódicos. Y luego que... Quedarán sus libros. Un escritor no muere mientras alguien lee sus libros. Pero no soy optimista. Son libros que buscan lectores que sean capaces de tener la paciencia y la ambición de intentar desentrañar el misterio del poema. Y los poemas de Brines son como cuevas que cada vez se meten más y más en las profundidades de la tierra. Y cuando crees que ya has llegado al final, te aparece de pronto una nueva galería y tienes que seguir bajando y bajando, y no parecen tener final... Y de hecho posiblemente no lo tengan... No sé cuantos lectores espeleólogos nos quedan... Espero que alguno quede... 










Hace ya tiempo, hablando con Manuel Borrás me dijo que tenía que ir a comer un día con Brines. Yo le dije que sí, claro, pero no insistí. No se lo recordé en nuestra siguiente charla ni en la otra ni en la otra. No quería molestar a Brines. ¿Qué iba a decirle yo a él? No. Brines estaba muy lejos, en otro plano del mundo, en lo más alto del lugar más sagrado de todos. Pensé que tal vez en el futuro sí pudiera llegar a comer con él, pero en un futuro muy lejano, cuando yo tuviera algo más que unos pocos buenos poemas. No caí en la cuenta que Brines era mortal. De hecho, hasta hace unos días seguía pensado lo mismo. Por eso mi primera reacción cuando escuché la noticia de su muerte fue incredulidad... ¿Cómo va a morir alguien que desde siempre ha tenido el don de la inmortalidad? Y aún me resisto a admitir que ha muerto, y me lo tengo que repetir a mí mismo: Brines ya es solo luz, todo él ya es solo luz. Ya no hay carne, ahora únicamente hay poema: luz, nada más que luz.


No diré "Descansa en paz". Diré "Vive en paz", vive en la paz de tus libros, como siempre has vivido. En esa paz que encontraba en cada uno de tus poemas.