(POEMAS VOLUNTARIOS)
TERCER GRADO
Llevo 25 años en la poesía.
Más de 25. Ya ni me acuerdo.
Cometí una tontería.
Un prejuicio estúpido
me impidió borrar las huellas.
Pero he aprendido a ser limpio.
Y voy camino de ser implacable.
PLAN DE TRABAJO
Que Sor Angustias no te traspase su angustia.
Que los días se sucedan ordenadamente.
Las semanas que los jueves son lunes
son particularmente horribles.
Que no llueva en las horas del patio,
aunque ahora ya no llueve por culpa de los turistas,
me dice la taxista, y oye, porqué
todos los taxistas votan a...
(déjalo, que este es un poema pobre
y los poemas pobres no deben tener vergüenza
de su desnudez).
Que Sor Angustias no te trasmita su angustia,
íbamos diciendo, eso es lo importante ahora.
Las 7: 25 de la mañana.
El telón se va a abrir pronto.
Ya sé que es difícil sonreír cuando
te están ahogando con tinta de impresora.
Pero hay que sonreír,
ese es tu trabajo.
El escenario está preparado, el público
grita, va a empezar
la función.
PLAN DE TRABAJO
(CONCRECIÓN CURRICULAR)
Que Sor Sufrimiento no te traspase su sufrimiento.
El público tiene que divertirse. Eso es
fundamental. En caso contrario la función
será cancelada.
Ningún acto sin su protocolo
y ningún informe útil...
Eso es fácil, basta con enterrar
la verdad con palabras
cuanto más limpias y vacías mejor.
Generaciones de escribanos han practicado
el mismo método con resultados
satisfactorios, ¿acaso tú te crees distinto?
Sor Sufrimiento quiere cumplir los plazos.
El público está impaciente.
Los alborotos les cuestan caros a los
felices ciudadanos que esperan
la apertura automática y rutinaria
de las Puertas de la Sabiduría.
¿Acaso tu puedes activar el botón de freno?
Sal al escenario. Cumple con
tu papel.
El informe será cuñado y enviado
por correo certificado.
SEMBLANZA
(a la manera clásica)
Por mis agobios vivo.
Mis neuras son mis dueñas.
De lo bueno busco lo malo,
de lo malo, lo peor.
De la indiferencia del destino
me desespera su silencio.
Su trueno violento
atado al suelo me deja.
Si por azar me sonríe
al destino su mano muerdo desconfiado.
Busqué consuelo en la poesía:
Cuando lo obtuve no me bastó.
Busqué el amor y la amistad
(de los regalos de la vida poco me pareció)
Y por más que me dio la vida, nada me bastó.
Mi ambición es la de la arena
que un muro al mar quiere poner.
En el examen final
delirios y ruinas mis palabras serán.
"Pero fue un sueño hermoso", me escuchan decir.
El teatro se cierra y el público vuelve a la calle.
Los automóviles cruzan los charcos, mojando
a los últimos paseantes que regresan
a sus casas frías donde nadie espera.
"Un sueño entre fango", repiten los fantasmas
que pegados a las sombras esperan a sus dueños.
A VECES
A veces ni el sexo ni la tele ni ninguna película
ni los libros
a veces ni la fotografía
a veces ni la poesía ni Brines ni Ángel
González ni siquiera
Blas de Otero
a veces ni el sexo ni las películas ni
los libros
ni las fotos de Navia y si ni siquiera las fotos
de Navia pueden vencer estos recuerdos malditos
es que nada puede con ellos
por eso a veces ni el sexo ni la tele ni los libros ni
la poesía
ni siquiera la poesía
ni las fotos de Navia
ni las fotos de García-Alix
ni las fotos de Cristina García Rodero
ni ninguna foto mía
para quemar el recuerdo con el recuerdo
para apagar el fuego con el fuego
a veces sólo la música
a veces sólo una canción
a veces sólo unas pocas canciones
sólo las que mejor queman
sólo las que sabes que no se van a apagar con las primeras gotas
de la tormenta que viene
las que sabes que no te van a dejar a oscuras
en medio del pasadizo
con trampas y esqueletos y ratas y serpientes
ese pasadizo que construyeron para escapar del palacio
pero del que nadie nunca logró encontrar la salida
a veces ni el sexo
ni los libros
ni las películas
ni los documentales de escritores de Filmin
a veces ni las fotos de Navia
y si las fotos de Navia no rompen la capa de hielo
es que el agua que corre debajo está demasiado profunda
para poder beber de ella
a veces sólo la música
sólo unas pocas canciones
las que mejor queman
las que mejor crecen
al borde de las rocas que golpea el mar
en la tierra seca del fondo del cráter dormido
a veces la corriente es tan fuerte
que me arrastra hasta el sumidero
de los recuerdos asesinos
que matan toda esperanza en el futuro
que matan toda compasión
toda posibilidad
de perdón
en esta lucha contra el tiempo
en esta lucha contra los días muertos
contra los sueños muertos
contra los errores y los fracasos
y los caminos cortados y los puentes rotos
a veces sólo la música
a veces nada me sirve
a veces es inútil hacer nada
a veces hay que ir a la droga más fuerte
a veces hay que duplicar la dosis
y luego otra más y luego otra más
a veces ni la poesía
a veces ni Blas de Otero a veces
ni un chute de Blanca Andreu
a veces ni Brines
a veces ninguna droga escrita
ni leía
ni vista
a veces la música
a veces sólo tres minutos
cuatro minutos
cinco minutos
y luego la noche
y el frio
y los aullidos de los lobos al otro lado
de la cabaña
y el viento y la nieve
y los aullidos de los lobos
que huelen tu miedo.
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