domingo, 7 de abril de 2024

 










LA SUERTE



Llegar agotado a la cama cada noche.

Llegar a los arrecifes del sueño colmado

de aventuras, amigos, amor.

Pensar que el día que acaba

no puede ofrecerte más

de lo que ya te ha dado.

Aceptarlo todo humildemente.

No pensar que te mereces ni el placer

ni el dolor,

pero aceptar que lo que hoy es tuyo

mañana será de otro.


Llegar agotado a tu cama

todas las noches.

Dormirse con la memoria encendida, con esa luz

extraña de los momentos irrepetibles, inesperados, hermosos

y limpios (esa hermosura y esa limpieza

de los primeros días, que a veces aún te devuelve la vida).

Has perdido tanto y aún así la vida, como las olas, 

devuelve algunos restos del naufragio. 

Llegan a la playa maletas a la deriva, y tú las abres

porque no imaginas que son tuyas, no recuerdas

lo que pasó, lo que metiste dentro, la esperanza

que se perdió en la noche. 

Y de súbito encuentras un conjuro que un muchacho

copió sin entender su significado.

Y lo descifras al momento, 

porque la vida, descubres, 

te ha llevado lejos, más lejos, mucho más lejos

de lo que pensabas que nunca te podría llevar.

Y cuando caes rendido en la cama,

agotado y feliz,

sabes qué no puedes pedir más,

que la suerte es inmerecida siempre,

y que hay que ser muy humilde

para saber aceptarla cuando llega

y despedirla cuando se va.









LA GRAN ESTAFA



la gran apuesta es

levantarse cada día

pensando que cada día

es un día normal


la gran mentira es

levantarse cada día

pensando que lo único que hay que hacer

es dejarse llevar hasta la noche

como cada día

como cualquier día normal

dejarse llevar pacíficamente

dejarse llevar como si no costase ningún esfuerzo

vivir y ser arrastrado por la vida.


la gran estafa es pensar

que vamos a ser los protagonistas de nuestra propia vida

y pagar las cuotas mensuales

y pagar los impuestos y los recibos

y pagarle al productor y al director y a los actores secundarios

y luego esperar que empiece el rodaje

y mientras pagar las cuotas y los impuestos

y los recibos

y los sueldos del director y los actores

y esperar que empiece el rodaje

y esperar noticias del productor

y esperar noticias

y esperar 

y esperar…









miércoles, 6 de marzo de 2024

 





EL ÚLTIMO ASEDIO (POEMA PROVISIONAL)



Cuando cunda el pánico,

cuando el enemigo ya esté dentro,

avanzando por las calles oscuras

mientras al fondo, junto a la muralla,

ya se ven las primeras llamas

del incendio que devorará la ciudad entera,

cuando estemos solos,

solos ante nuestra muerte,

y los gritos horribles de otros hombres y otras mujeres

no sean más que el preludio seco de nuestro silencio,

cuando la muralla caiga,

cuando los campanarios y las cúpulas de las iglesias caigan, 

cuando los escudos de piedra y las estatuas caigan,

cuando los cuerpos caigan,

cuando todo esté en tierra

y toda la tierra sea ceniza y huesos,

recordaremos el sabor de nuestros primeros besos,

de los besos antiguos y casi olvidados,

de los besos que abrían montañas y cerraban heridas,

de los besos que ya no recordábamos a qué sabían,

y moriremos con el recobrado sabor de los besos de antes,

y ese sabor será tan fuerte que perdurará en la tierra,

que perdurará en el aire,

y será extrañamente percibido por los arqueólogos futuros,

los que descubrirán nuestra tumba por error

y no sabrán nada de nosotros.




La noche no es para mí

(Video)


La cantante está enferma.

Pero el tren saldrá a su hora.

La cantante ya no canta, me han dicho.

Pero en el video se le ve tan joven,

que parece mentira que el tiempo…

El video de Video, por cierto, en su momento

no pensaba en estas cosas.

No pensaba en Coppini ni en su Hansel y Gretel.

no pensaba en Janis ni en las mentiras 

que tendré que contar 

a mis hijos.

Medicinas para el corazón, sí, todos 

morimos con demasiadas

medicinas en el corazón.

(Esperando la noche/

 como el que espera/ su final)

Video. ¿Qué sabía yo de este grupo,

de las discotecas de la costa, 

de los pubs por cuyas puertas

yo pasaba sin sospechar nada,

sin ver nada, 

sin entender qué hacía esa gente ahí, 

amontonada en la acera

gritando, tirando botellas vacías, pegándose,

besándose…

Pero el tren va a salir.

A su hora.

Como siempre.

Y yo me montaré y seré otra persona.

Otra máscara. Otra mentira.

Perlas ensangrentadas, flores pisoteadas.

La noche, sí, esa noche, también fue para mí.

Y pasó por mi ventana mientras yo miraba 

la sangre de mis manos.

La herida 

de esa pistola que alguien había dejado en mi mesa

cargada y dispuesta

para que pudiera evitar la tentación.




viernes, 5 de enero de 2024

 











MAUSOLO. VERIFICATION CODE.



Perdóname, Emma, por revelar tu nombre.

He guardado el secreto durante años.

Me he casado, he tenido hijos, he tenido

trabajos y vidas y amigos y amor.

He sido cualquiera, he sido nadie.

He vivido oculto en un papel vulgar.

Y he esperado tu señal, tu mensaje, tus instrucciones

precisas, el momento de la acción inevitable,

porque sólo la acción inevitable da sentido a mi vida

de infiltrado en la vida de los demás.

Estaba preparado para todo.

Y nunca temí al verdugo que me esperaba fumando 

en un bar vacío.

Las noches de Zaragoza son muy frías,

recuerdas, frías y largas, pero yo escapé

en tren, en un tren cualquiera, 

y no dije nada, ni una palabra,

por mucho que me presionaron,

con besos y pistolas, no dije nada,

ni una sola palabra, te lo juro,

en todos estos años, ni una palabra.


Emma la dura, Emma la piedra que rebota

contra el metal doblado, Emma la que mira

la noche clara de Tiermes y acaricia al zorro

con el humo de su cigarro, Emma la que 

nunca te dirá que te espera cuando te espera,

te pedirá un beso cuando te lo pide,

te mentirá sin piedad cuando miente.


Lo siento, Emma, te he fallado. No he podido

completar mi misión. 

Y estaba preparado, maldita sea, lo estaba…

¡No sabes cómo tenía ensayado el saludo cortés

y lo bien afilado que estaba el puñal de la manga!

Pero he fallado. Ha llegado el momento 

y he fallado…


 Las noches de Zaragoza eran muy frías.

Y luego volví a Tiermes, y escribí palabras

y palabras y palabras.

Y enterré palabras y palabras y palabras.


Nadie cruzará más el río.

Ni buscará anillos de oro entre los árboles

de la ribera.


¿Qué puedo hacer?

Te pido perdón aunque es inútil

porque tú ya no puedes perdonarme.


Lo mismo le pedí a Ana cuando me rescató

del papel polvoriento del último poema.

“Es difícil de entender pero yo vivo ahí,

es como vivir en un hueco bajo el asfalto,

uno se acostumbra a todo”, le dije.

Ana me miró con sus ojos dulces

y me dio un pasaporte y un país y una casa

y un despacho con muchos libros y una cocina

con comida en la nevera,

y un cuerpo nuevo y unas manos nuevas

y una boca nueva

y un futuro no cerrado

y un nuevo código de verificación

que me ayuda a recordar qué lado de la calle

 es el que moja siempre el jardinero

en las mañanas secas del verano.

Y yo le fallé.

Le fallé cuando llegó el momento de la acción inevitable.

Porque sólo la acción inevitable da sentido

a mi vida de infiltrado en mi propia vida,

de espía y conspirador de mi propio pasado.

Era difícil, sí, desde luego, no lo niego.

Pero era mi trabajo.

Y estaba preparado. Impaciente.  

Contaba los días.

Contaba los minutos.

Y luego… Nada. Fallé. Un desastre…


Los años vuelan sobre los recuerdos abiertos

que sangran palabras oscuras y venenosas.

Nunca podemos escapar el verdugo,

que fuma tranquilo al final de la barra.

Si te dicen, Emma, que alguien te puso flores

no me culpes por mi torpeza, que estuve

callado y oculto en mi uniforme

de ciudadano ciego y obediente

hasta el último minuto del asedio.

Y si te dicen, Ana, que te dejo flores

en la mesa del comedor, entiéndelo,

no puedo hacer otra cosa.

Ni decirte otra cosa que no te haya dicho ya cien veces

en todas mis noches de pesadilla.

¿Qué puedo decirte para que me perdones

por seguir pidiendo el perdón a los muertos? 

Son mis muertos, lo sabes, ¿verdad?

No son los muertos de los otros.

Son mis queridos muertos.

Los muertos que he matado

cuando pensaba que tenía el cargador vacío.

Tenía un trabajo, un nombre falso, una misión.

Y he fallado.

Te he fallado a ti. Le fallé a Emma.


Todos fallan, dice riéndose el barman.

y mira cómplice al verdugo que no quiere delatarse

y hace como que lee un periódico.

¿Qué cómo lo sé?

Hay un bar perdido en la niebla de Zaragoza

que tiene una puerta que da a un hostal en Granada.

Los besos y las lágrimas se caen al suelo

y los recogen personas desconocidas.

Los besos y las lágrimas no tienen nombre.

Sólo yo sé quien es el dueño.

Es mi trabajo. Ver qué cae y quién lo deja caer.

Es mi jodido trabajo.

Y, lo creáis o no, yo antes era bueno en esto.

¿Bueno en qué?

Define tu vida en dos palabras:

disimulo y suplantación.

La vida del espía.

La vida del conspirador.

Pero no cualquier espía, ni cualquier conspirador,

no, peor aún, un espía que no conspira,

un conspirador que no espía.

Esa era la manera, la única manera,

de poder traicionarme cada día

para no traicionaros a vosotras.


Los años de paz han acabado.

Ya puedo desprenderme de mi traje de civil.

Y puedo decir que he fallado. 

Porque se hunde el barco y todos gritan

y se declaran un amor ridículo.

Yo no. Yo amé. Y el amor cayó al suelo

y rebotó y se ocultó bajo la barra del bar

y el verdugo fue rápido, qué cabrón,

¡Tendríais que haberlo visto!

Me quedé horrorizado.

El momento de la acción inevitable

que rebota y rebota en mis noches de pesadilla.











sábado, 2 de diciembre de 2023

 



(POEMAS VOLUNTARIOS)










TERCER GRADO


Llevo 25 años en la poesía.

Más de 25. Ya ni me acuerdo.

Cometí una tontería.

Un prejuicio estúpido 

me impidió borrar las huellas.

Pero he aprendido a ser limpio.

Y voy camino de ser implacable.






PLAN DE TRABAJO



Que Sor Angustias no te traspase su angustia.

Que los días se sucedan ordenadamente. 

Las semanas que los jueves son lunes

son particularmente horribles.

Que no llueva en las horas del patio,

aunque ahora ya no llueve por culpa de los turistas,

me dice la taxista, y oye, porqué 

todos los taxistas votan a...

(déjalo, que este es un poema pobre

y los poemas pobres no deben tener vergüenza

de su desnudez).


Que Sor Angustias no te trasmita su angustia,

íbamos diciendo, eso es lo importante ahora.

Las 7: 25 de la mañana. 

El telón se va a abrir pronto.

Ya sé que es difícil sonreír cuando 

te están ahogando con tinta de impresora.

Pero hay que sonreír, 

ese es tu trabajo.

El escenario está preparado, el público

grita, va a empezar

la función.









PLAN DE TRABAJO

(CONCRECIÓN CURRICULAR)




Que Sor Sufrimiento no te traspase su sufrimiento.

El público tiene que divertirse. Eso es

fundamental. En caso contrario la función

será cancelada.

Ningún acto sin su protocolo

y ningún informe útil...

Eso es fácil, basta con enterrar

la verdad con palabras

cuanto más limpias y vacías mejor.

Generaciones de escribanos han practicado

el mismo método con resultados

satisfactorios, ¿acaso tú te crees distinto?


Sor Sufrimiento quiere cumplir los plazos.

El público está impaciente.

Los alborotos les cuestan caros a los

felices ciudadanos que esperan

la apertura automática y rutinaria

de las Puertas de la Sabiduría.

¿Acaso tu puedes activar el botón de freno?

Sal al escenario. Cumple con 

tu papel.

El informe será cuñado y enviado

por correo certificado.






SEMBLANZA

(a la manera clásica)



Por mis agobios vivo.

Mis neuras son mis dueñas.

De lo bueno busco lo malo,

de lo malo, lo peor.

De la indiferencia del destino

me desespera su silencio.

Su trueno violento

atado al suelo me deja.

Si por azar me sonríe

al destino su mano muerdo desconfiado.

Busqué consuelo en la poesía:

Cuando lo obtuve no me bastó.

Busqué el amor y la amistad

(de los regalos de la vida poco me pareció)

Y por más que me dio la vida, nada me bastó.

Mi ambición es la de la arena

que un muro al mar quiere poner.

En el examen final

delirios y ruinas mis palabras serán.

"Pero fue un sueño hermoso", me escuchan decir.

El teatro se cierra y el público vuelve a la calle.

Los automóviles cruzan los charcos, mojando

a los últimos paseantes que regresan

a sus casas frías donde nadie espera.

"Un sueño entre fango", repiten los fantasmas

que pegados a las sombras esperan a sus dueños.









THE LAST SONG

                                Sólo la gente infeliz baila mal.
                                (De la película 9 songs)
 


Mi dulce Lisa. Alta. Delgaducha. Desgarbada. Again. Again. Mi dulce Lisa. En el idioma del deseo. En el idioma de la piel. Mi dulce lisa. El sol. Tu pelo. Tu cuerpo sobre la mesa. Tu cuerpo desnudo. Mi dulce Lisa. Faster. Faster. En el idioma del placer. El sol en tu pelo. El sol entero en tu pelo. Ahora. Ahora. En el idioma del dolor. Mi dulce Lisa. Osada. Terrible. Radiante. Nunca antes. Nunca antes la vida fue tan sencilla: tu cuerpo y el sol. Tu voz. Tus palabras. Un café y una pieza para piano. Satie. Mertens. Glass. Nyman. La belleza del mundo en un acorde. Pero entonces. El reverso. El reverso oscuro. Un piano esconde una hoz. Una herida abierta es un beso. Lisa, tú sabes. Vivir es nadar a ciegas. Sobre los muertos o sobre las rocas. Hundir la cabeza y no ver nada. Alargar la mano y no tocar fondo. Mi dulce Lisa. Muévete. Muévete así. En tus ojos hay un fantasma. Bailas. Bailas y todo se vuelve lento. Tus ojos son lentos. Tus manos son lentas. Tu fantasma es lento. No nos alcanzará. Nunca antes de esta noche. Nunca mientras el sol y la música y tus palabras y tus pechos y tus dedos y tu pelo… Lisa. Lisa. Loca. Temeraria. Fugaz. Fugaz como tu risa. Tu risa sobre la noche. Nieve. Nieve y fuego. El oro y su reverso. Lisa. Tú sabes. Tú siempre supiste. Hay un fantasma en tus ojos. Un espectro que es un número. Un número que es un colegio. Lisa. Mi dulce Lisa. Nunca antes. Nunca ahora. Sol. Música. Dolor.  






 A VECES

 

 

A veces ni el sexo ni la tele ni ninguna película

ni los libros

a veces ni la fotografía

a veces ni la poesía ni Brines ni Ángel

González ni siquiera

Blas de Otero

a veces ni el sexo ni las películas ni

los libros

ni las fotos de Navia y si ni siquiera las fotos

de Navia pueden vencer estos recuerdos malditos

es que nada puede con ellos

por eso a veces ni el sexo ni la tele ni los libros ni

la poesía

ni siquiera la poesía

ni las fotos de Navia

ni las fotos de García-Alix

ni las fotos de Cristina García Rodero

ni ninguna foto mía

para quemar el recuerdo con el recuerdo

para apagar el fuego con el fuego

 

 

a veces sólo la música

a veces sólo una canción

a veces sólo unas pocas canciones

sólo las que mejor queman

sólo las que sabes que no se van a apagar con las primeras gotas

de la tormenta que viene

las que sabes que no te van a dejar a oscuras

en medio del pasadizo

con trampas y esqueletos y ratas y serpientes

ese pasadizo que construyeron para escapar del palacio

pero del que nadie nunca logró encontrar la salida

 

 

a veces ni el sexo

ni los libros

ni las películas

ni los documentales de escritores de Filmin

a veces ni las fotos de Navia

y si las fotos de Navia no rompen la capa de hielo

es que el agua que corre debajo está demasiado profunda

para poder beber de ella

a veces sólo la música

sólo unas pocas canciones

las que mejor queman

las que mejor crecen

al borde de las rocas que golpea el mar

en la tierra seca del fondo del cráter dormido

 

 

a veces la corriente es tan fuerte

que me arrastra hasta el sumidero

de los recuerdos asesinos

que matan toda esperanza en el futuro

que matan toda compasión

toda posibilidad

de perdón

en esta lucha contra el tiempo

en esta lucha contra los días muertos

contra los sueños muertos

contra los errores y los fracasos

y los caminos cortados y los puentes rotos

 

a veces sólo la música

a veces nada me sirve

a veces es inútil hacer nada

a veces hay que ir a la droga más fuerte

a veces hay que duplicar la dosis

y luego otra más y luego otra más

a veces ni la poesía

a veces ni Blas de Otero a veces

ni un chute de Blanca Andreu

a veces ni Brines

a veces ninguna droga escrita

ni leía

ni vista

a veces la música

a veces sólo tres minutos

cuatro minutos

 cinco minutos

y luego la noche

y el frio

y los aullidos de los lobos al otro lado

de la cabaña

y el viento y la nieve

y los aullidos de los lobos

que huelen tu miedo.











domingo, 29 de enero de 2023

 


PARADA TÉCNICA 

(adelanto 3)








CONDENA



Las canciones que no te canté.

Los libros que no te leí.

La vida que no tuvimos.

La vida que tuve sin ti.


Los discos que no compramos a medias,

que no descubrimos juntos.

Los viajes que no hicimos.

Las fotos que faltan, las páginas arrancadas.

La bromas que no me gastaste.

Tu risa en la noche, que borró tan pronto la niebla.


La vida que no tuvimos.

Las fotos que no te hice, las páginas arrancadas.

Los besos sin ruido, ofrecidos a un dios cruel

que solo nos entrega

aquello que puede quitarnos.

La vida que viví sin ti.









EL CRISTAL

(POEMA ORIGINAL)


Lanzarse suicidamente a la vida.

Coger carrera y saltar alto,

en cualquier sitio, donde te pille,

desde una roca o desde un puente.

Caer fuerte y llegar hondo, los más

hondo que se pueda.


Lanzarse suicidamente a la vida.

Una vez, dos veces, tres veces. Las que haga falta.

Hasta que el cuerpo enfermo de la vida

nos rechace, nos expulse, nos lance en cualquier momento,

con violencia o suavidad, contra el cristal

de la muerte.


Lanzarse suicidamente a la vida.

No esperar al desprecio ni al rencor.

Cerrar los ojos y gritar.

Abrir los ojos en plena noche y correr

sin dirección ni cuidado,

a lo loco, a ciegas. Dejarse arrastrar

o luchar contra la corriente. Emerger en cualquier 

playa o caer preso en cualquier red.

No ver pasar la vida. Lanzarse a ella.

La única voluntad posible. La única certeza.



Lanzarse suicidamente a la vida

en la gran ciudad vacía, en los campos ruidosos,

sembrados de trincheras y cruces.

Un día cualquiera. Donde te pille.

No esperar más.

No desear más.


Lanzarse suicidamente a la vida.

El tráfico de mercancías, los gritos cálidos de los cuerpos, el silencio 

brusco, entre el minuto de la esperanza y el minuto

de la angustia.

No puedes cerrar la puerta.

Abre la ventana y lánzate.

No esperes que el odio te queme.

El fuego ya se acerca a tus pies.

Tu última voluntad.

Tu única voluntad.

Demuestra que aún no estás vencido.

Únete al grupo, ya, ¡ahora!

No esperes más.

La muerte tiene el cristal muy limpio.

No la verás venir.












VERANO EN EL PUEBLO




Los días son muy largos.

Las noches duras.

Hay que pelear mucho.

Contra el calor

que resiste en las habitaciones de arriba.

Contra las palabras, contra las frases

que quedaron a medias por miedo

a no ser entendido.

Contra los cuerpos, contra el cuerpo

propio, que pide agua y se agita en la cama

sin encontrar la puerta del sueño,

contra el cuerpo de tu mujer

que tiene la osadía de dormir plácidamente

y te ofrece su piel cálida y suave,

increíblemente suave, en la 

penumbra del dormitorio.


(Nota: “increíblemente suave” es una expresión demasiado vulgar para un poema de amor, no es nada

nuevo, no está a la altura, pero este no es un poema de amor, es un poema sobre el verano, y además es

la pura verdad, pasan los años, el cuerpo se estropea, nos hacemos viejos poco a poco (a veces de 

golpe), pero su piel es increíblemente suave, sigue siendo, por muchos años y trabajos y angustias que

pasen, increíblemente suave, con el mismo tacto de la juventud, del inicio de esta fiesta que ya pronto 

tendrá que terminar. “Increíblemente suave” es lo que pienso cada noche cuando ella se acuesta y se 

duerme, y yo alargo despacio la mano y la acaricio con mucho cuidado, y no puedo dormir ni estarme 

quieto.)

La noche es dura porque es silenciosa,

porque es tranquila, calurosa, pero

sobre todo la noche es dura porque hay cosas

sin resolver, y cosas que están pasando cerca

en las calles vacías, en las otras casas, 

en los parques oscuros. Y yo recuerdo los años

de mi juventud, las viejas noches de verano

de mi lejana (otro tópico inevitable) juventud.

Y miro el reloj y estoy atento a los ruidos

de la calle, y estoy atento a su silencio.

Y pienso en ellos, los niños, que no sé cuándo

van a volver, y me alegro por ellos,

y sufro por ellos. Sé que están

donde tienen que estar,

y sé que a mí me toca esperar 

despierto, vigilando cada ruido, 

intentando no perturbar con mis miedos y mis dudas

a mi mujer.

Mañana temprano ella cogerá el coche

y se irá a la ciudad.

Los días serán muy largos.

Las noches duras.










 

ARRESTO DOMICILIARIO




No mueras con el cuerpo intacto.

No mueras con todo tu dinero en el banco.

No mueras enterrado en pólizas de seguros.

Apura la partida hasta el final.

Buenas o malas, usa todas tus cartas

lo mejor que puedas.

Nadie gana siempre. Pero que no se diga

que no peleaste hasta no poder más.

No mueras con el corazón intacto.

No mueras sin haber vivido todos esos amores

que leíste en los libros mentirosos.

No mueras con el corazón limpio. 

Llega hasta el fondo, al fondo del dolor

(si es preciso) pero también

al fondo del placer (y si la corriente

te arrastra luego, déjate llevar hasta el mar).

No mueras sin haber visto la luz de Venecia

en octubre, cuando los turistas van 

de retirada y la niebla conquista la ciudad 

todas las madrugadas, 

No mueras sin cruzar el Bósforo.

No mueras sin pasear por París.

El arresto domiciliario llegará más pronto

o más tarde. No escondas tus delitos.

No te dejes deslumbrar por la vanidad
de los jueces.

Recuerda tus días de viaje, recuerda tus noches

compartidas, tus besos de despedida cuando

ibas a trabajar con ilusión y optimismo.

Recuerda que la dignidad sólo te 

la otorgan los otros si antes tú

te la has otorgado a ti mismo.

Recuerda lo que escribiste una vez

hace muchos años: la vida

es una cárcel, pero cada cual

escoge el tamaño de su celda.











VIVIR NO ES


Vivir no es traicionar a los muertos.

Vivir no es un suicidio de paraguas roñosos.

Vivir no es un extravío de zapatillas ridículamente

formales.

Vivir no es leer sobre la vida.

Vivir no es escuchar conversaciones en laberintos 

acristalados.

Vivir no es mirar a la luna, de madrugada, y sentir

indiferencia,

y no querer nunca llegar a la luna

(aunque llegar a la luna

no sirva para nada).


Vivir es 

andar cuesta abajo 

con la misma alegría

con que andamos cuesta arriba.

Reconocer que el viento 

es dueño de tus papeles.

Reconocer que la lluvia

guarda besos frescos

en expedientes negros que sólo

se pueden consultar de cien en cien años.


Vivir no es traicionar a los muertos.

Vivir es agradecer a los muertos

las casas que han demolido,

los escombros que nos han dado,

porque con esos escombros

construiremos nuestra propia casa,

sabiendo bien

que otros vendrán a derribarla

cuando nuestro tiempo haya concluido.













martes, 9 de agosto de 2022


PARADA TÉCNICA (ADELANTO DOS)


 



CAMPO BASE
 

Hay un hilo invisible entre Días de vino y Rosas y The Waterboys.
Hay un hilo invisible entre el campamento del desierto y los bares de Zuma.
Hay un hilo invisible entre mis besos podridos y tu mirada suave.
Hay un hilo invisible entre los cuerpos ciegos 
que se palpan y se huelen a distancia, en la oscuridad 
de las palabras, y las arañas mortales 
de la biblioteca.
No podéis pedirme más, he hecho todo lo que he podido.
Podéis devolverme a la casilla de salida, pero no podéis
reclamarme el entusiasmo 
de las primeras veces.
Puedo ganar la partida, pero el premio que obtendré
siempre será la mitad de lo perdido.




CAMPO BASE (VACANTE)

 
Hay un hilo invisible entre Biarritz y The fishermen blues.
Mejor dicho, hay un hilo casi invisible, porque
se hace solo visible unos minutos de algunas tardes de verano.
Tengo tu sonrisa guardada en una caja fuerte y mi desprecio
exhibido en una urna.
Todo acabará pronto en un museo, dicen.
Y añaden que habrá una fiesta, que vendrá mucha gente,
que pondrán música de la buena y que será muy divertido.
No dicen que tú vendrás disfrazada de policía, o de enfermera,
o de palmera tropical o de berenjena o de gatito pelirrojo,
o de cualquier cosa de todas las cosas posibles
y que pese a todo
yo seré el único que te podrá reconocer,
y te reconoceré.
No dicen que todo el juego se basa en eso, en esperar lo inevitable.
En perder el tiempo negando lo evidente.




EL DESASTRE


El desastre sobrevuela el valle
desde muy arriba.
El desastre es un águila pacífica
que no tiene ningún interés
en asustar a los murciélagos,
que se deja arrastrar por las corrientes,
que planea dulcemente sobre las piscinas,
que solo cuando tenga mucha hambre
se lanzará en picado sobre su presa.
El desastre sabe que yo lo miro
desde muy abajo,
que lo observo todas las tardes
con resignación, con calma.




CUANDO NOS AMAMOS (boceto uno)
 

Cuando nos amamos
se aman todos los amantes del mundo,
los que se hirieron con amor,
los que veneraron el amor sobre un altar,
y sacrificaron pequeñas uñas en su nombre,
 o grandes espejos, o finas camisas,
o cualquier cosa que tuvieran a mano,
los que comieron amor y les sentó mal,
los que comieron amor y quedaron saciados,
tan saciados que luego ya no pudieron comer nada más
y murieron de hambre.
Cuando nos amamos, en nosotros
se aman todos los amantes del mundo,
los que no llegaron a amar,
los que amaron a gritos,
los que amaron en silencio,
o solo un ratito entre dos tormentas,
porque los rayos y los truenos
espantaban a los poemas del parvulario.
Cuando nos amamos no hay nadie
más en el mundo que pueda amar,
todo el amor es nuestro,
tenemos posesión del morfema y sus derivados,
 de los adjetivos, de los adverbios, de los
complementos circunstanciales de modo, de lugar
y hasta de tiempo.
Cuando nos amamos todo
el amor es nuestro. (Aunque todo se nos escapa
porque las redes son demasiado anchas,
y mejor así, mejor que escape todo el amor,
que no se quede dentro, que corra y salte
y vuele sobre la ciudad, y así nos deje dormir
 hasta que llegue la noche.)
Todo el amor que alguien lanzó o ingirió
o machacó o pinto con tinta invisible
o solo dejó olvidado
en un cajoncito de la cómoda, por si alguna tarde,
a media siesta, sonaba un timbre, todo ese amor
que es nuestro, tuyo y mío, nuestro
desde el principio del mundo, nuestro hasta
el final del mundo,
todo ese amor cabe en un beso,
en un mordisco, en un lamido,
en un pellizco, en un gemido,
incluso en un silencio cabe todo ese amor
cuando nos amamos.
Pero luego abres los ojos, los muebles
 se quedan quietos, la casa espera
el golpe de la puerta al cerrarse,
solo las cortinas bailan distraídas.
“Ha estado bien el amor”, me dices,
“Ha estado bien el amor”, te digo,
sin hablar, sin mirarnos, con el morse de los dedos.
Todo el amor de los amantes,
todo ese amor que era nuestro,
vuelve a ser una corriente de aire frio
que vaga sin rumbo, que a veces
hace volar los sombreros, pero que refresca
las tardes de un agosto terrible.
Mejor así, te digo, sin hablar, con las letras
de la luz en la pared. Te levantas.
Te vas a la cocina.
“Ha estado bien”, dice la tele.



("Parada técnica" es mi próximo libro de poesía, después de terminar la "trilogía de la crisis", que ha sido editada por la Universidad de Murcia, Pre-textos y West Indies. La fecha prevista de publicación de "Parada técnica" es 2023 y en este libro hay una selección de poemas inéditos desde el año 2000 hasta la actualidad, incluyendo también poemas muy recientes, escritos en julio-agosto del año en curso, como los cuatro que pongo aquí)