CAMPO BASE (POESÍA)
domingo, 29 de junio de 2025
sábado, 14 de diciembre de 2024
CORAZÓN DE ULISES
Subir a cualquier tren
sin preguntar dónde va.
Zarpar en cualquier barco
y tocar tierra en un puerto oscuro
de una desconocida ciudad dormida.
Salir sin despedirse.
Salir sin preparativos, sin más equipaje
que lo que llevamos encima:
la ropa, la cartera, la ilusión
que creímos perdida para siempre
de no comenzar en otra parte
sino continuar lo que éramos
cuando todavía no éramos nada.
MI AÑO PERDIDO
Una tarde con Saul Leiter en su apartamento,
mientras nieva en New York y hay fotógrafos jóvenes
esperando en su puerta. Ahora que Saul
ya es viejo y comprende que todos
sus trucos para esquivar el éxito
han sido tontos juegos infantiles.
Una tarde con Nan Goldin en la cafetería del hospital.
¿Cómo está tu ojo?
Mejor, ya lo ves.
Las preguntas que no se dicen dando vueltas
en el café de la taza como esos trocitos de papel
del sobre de azúcar que han caído dentro
y no saben hundirse.
Menos mal que no tenías las fotos en casa que si no ese…
Nan levanta la mano y pide silencio.
Saca el trocito de papel y bebe un poco
de su café frío.
Los fotógrafos cuidamos más nuestras fotos
que nuestros ojos.
Siempre sospeché que hay errores voluntarios.
Lo sabe Nan.
Lo sabe Saul.
No lo llames destino, es la inercia del talento:
sabe bien dónde dejar la autopista
y tomar ese camino estrecho y con tan mal asfalto
que solo lleva al cártel de carretera cortada,
y sabe que hay que seguir,
y sigue,
y al final descubre dónde está el corte
y por dónde se puede saltar.
LA REGLA DE ORO
Mejor tender la ropa que escribir.
Mejor fregar el suelo
que escribir.
Mejor, mucho mejor, salir a pasear
que escribir.
Mejor quitar el polvo que escribir.
Mejor, mucho mejor, leer
que escribir (Pero cuidado, no leas nunca
como escritor, o lo único que harás
será empeorar la enfermedad con la medicina
equivocada.)
Mejor comprar el pan
que escribir.
Mejor jugar con tu gato
que escribir.
Escribe solo si no hay más remedio.
Escribe lo que no puedas
no escribir, pero escribe siempre
contra ti, no para ti
(y, por supuesto, nunca para los demás).
Mejor cortarse las uñas
que escribir.
Mejor, infinitamente mejor, escuchar música
que escribir.
ÚLTIMAS PALABRAS PARA G. F.
No hablaré de los que se fueron.
Dejaré que se olviden sus nombres,
se llenen de musgo, se rajen, se pelen,
se pudran.
No hablaré de los que me olvidaron,
aunque yo no los olvide
ni tenga la certeza de que ellos
también me olvidaron.
No tengo la certeza,
solo tengo el silencio.
El suyo.
El mío.
La poesía es mi lenguaje secreto,
el morse para mis enemigos.
¿Alguien me escucha?
¿Alguien me escucha?
Silencio.
Silencio: mar insondable que nadie
se atreve a cruzar entero.
Como un niño pegado al borde de la piscina
nadie quiere perder la orilla.
domingo, 7 de abril de 2024
LA SUERTE
Llegar agotado a la cama cada noche.
Llegar a los arrecifes del sueño colmado
de aventuras, amigos, amor.
Pensar que el día que acaba
no puede ofrecerte más
de lo que ya te ha dado.
Aceptarlo todo humildemente.
No pensar que te mereces ni el placer
ni el dolor,
pero aceptar que lo que hoy es tuyo
mañana será de otro.
Llegar agotado a tu cama
todas las noches.
Dormirse con la memoria encendida, con esa luz
extraña de los momentos irrepetibles, inesperados, hermosos
y limpios (esa hermosura y esa limpieza
de los primeros días, que a veces aún te devuelve la vida).
Has perdido tanto y aún así la vida, como las olas,
devuelve algunos restos del naufragio.
Llegan a la playa maletas a la deriva, y tú las abres
porque no imaginas que son tuyas, no recuerdas
lo que pasó, lo que metiste dentro, la esperanza
que se perdió en la noche.
Y de súbito encuentras un conjuro que un muchacho
copió sin entender su significado.
Y lo descifras al momento,
porque la vida, descubres,
te ha llevado lejos, más lejos, mucho más lejos
de lo que pensabas que nunca te podría llevar.
Y cuando caes rendido en la cama,
agotado y feliz,
sabes qué no puedes pedir más,
que la suerte es inmerecida siempre,
y que hay que ser muy humilde
para saber aceptarla cuando llega
y despedirla cuando se va.
LA GRAN ESTAFA
la gran apuesta es
levantarse cada día
pensando que cada día
es un día normal
la gran mentira es
levantarse cada día
pensando que lo único que hay que hacer
es dejarse llevar hasta la noche
como cada día
como cualquier día normal
dejarse llevar pacíficamente
dejarse llevar como si no costase ningún esfuerzo
vivir y ser arrastrado por la vida.
la gran estafa es pensar
que vamos a ser los protagonistas de nuestra propia vida
y pagar las cuotas mensuales
y pagar los impuestos y los recibos
y pagarle al productor y al director y a los actores secundarios
y luego esperar que empiece el rodaje
y mientras pagar las cuotas y los impuestos
y los recibos
y los sueldos del director y los actores
y esperar que empiece el rodaje
y esperar noticias del productor
y esperar noticias
y esperar
y esperar…
miércoles, 6 de marzo de 2024
EL ÚLTIMO ASEDIO (POEMA PROVISIONAL)
Cuando cunda el pánico,
cuando el enemigo ya esté dentro,
avanzando por las calles oscuras
mientras al fondo, junto a la muralla,
ya se ven las primeras llamas
del incendio que devorará la ciudad entera,
cuando estemos solos,
solos ante nuestra muerte,
y los gritos horribles de otros hombres y otras mujeres
no sean más que el preludio seco de nuestro silencio,
cuando la muralla caiga,
cuando los campanarios y las cúpulas de las iglesias caigan,
cuando los escudos de piedra y las estatuas caigan,
cuando los cuerpos caigan,
cuando todo esté en tierra
y toda la tierra sea ceniza y huesos,
recordaremos el sabor de nuestros primeros besos,
de los besos antiguos y casi olvidados,
de los besos que abrían montañas y cerraban heridas,
de los besos que ya no recordábamos a qué sabían,
y moriremos con el recobrado sabor de los besos de antes,
y ese sabor será tan fuerte que perdurará en la tierra,
que perdurará en el aire,
y será extrañamente percibido por los arqueólogos futuros,
los que descubrirán nuestra tumba por error
y no sabrán nada de nosotros.
La noche no es para mí
viernes, 5 de enero de 2024
MAUSOLO. VERIFICATION CODE.
Perdóname, Emma, por revelar tu nombre.
He guardado el secreto durante años.
Me he casado, he tenido hijos, he tenido
trabajos y vidas y amigos y amor.
He sido cualquiera, he sido nadie.
He vivido oculto en un papel vulgar.
Y he esperado tu señal, tu mensaje, tus instrucciones
precisas, el momento de la acción inevitable,
porque sólo la acción inevitable da sentido a mi vida
de infiltrado en la vida de los demás.
Estaba preparado para todo.
Y nunca temí al verdugo que me esperaba fumando
en un bar vacío.
Las noches de Zaragoza son muy frías,
recuerdas, frías y largas, pero yo escapé
en tren, en un tren cualquiera,
y no dije nada, ni una palabra,
por mucho que me presionaron,
con besos y pistolas, no dije nada,
ni una sola palabra, te lo juro,
en todos estos años, ni una palabra.
Emma la dura, Emma la piedra que rebota
contra el metal doblado, Emma la que mira
la noche clara de Tiermes y acaricia al zorro
con el humo de su cigarro, Emma la que
nunca te dirá que te espera cuando te espera,
te pedirá un beso cuando te lo pide,
te mentirá sin piedad cuando miente.
Lo siento, Emma, te he fallado. No he podido
completar mi misión.
Y estaba preparado, maldita sea, lo estaba…
¡No sabes cómo tenía ensayado el saludo cortés
y lo bien afilado que estaba el puñal de la manga!
Pero he fallado. Ha llegado el momento
y he fallado…
Las noches de Zaragoza eran muy frías.
Y luego volví a Tiermes, y escribí palabras
y palabras y palabras.
Y enterré palabras y palabras y palabras.
Nadie cruzará más el río.
Ni buscará anillos de oro entre los árboles
de la ribera.
¿Qué puedo hacer?
Te pido perdón aunque es inútil
porque tú ya no puedes perdonarme.
Lo mismo le pedí a Ana cuando me rescató
del papel polvoriento del último poema.
“Es difícil de entender pero yo vivo ahí,
es como vivir en un hueco bajo el asfalto,
uno se acostumbra a todo”, le dije.
Ana me miró con sus ojos dulces
y me dio un pasaporte y un país y una casa
y un despacho con muchos libros y una cocina
con comida en la nevera,
y un cuerpo nuevo y unas manos nuevas
y una boca nueva
y un futuro no cerrado
y un nuevo código de verificación
que me ayuda a recordar qué lado de la calle
es el que moja siempre el jardinero
en las mañanas secas del verano.
Y yo le fallé.
Le fallé cuando llegó el momento de la acción inevitable.
Porque sólo la acción inevitable da sentido
a mi vida de infiltrado en mi propia vida,
de espía y conspirador de mi propio pasado.
Era difícil, sí, desde luego, no lo niego.
Pero era mi trabajo.
Y estaba preparado. Impaciente.
Contaba los días.
Contaba los minutos.
Y luego… Nada. Fallé. Un desastre…
Los años vuelan sobre los recuerdos abiertos
que sangran palabras oscuras y venenosas.
Nunca podemos escapar el verdugo,
que fuma tranquilo al final de la barra.
Si te dicen, Emma, que alguien te puso flores
no me culpes por mi torpeza, que estuve
callado y oculto en mi uniforme
de ciudadano ciego y obediente
hasta el último minuto del asedio.
Y si te dicen, Ana, que te dejo flores
en la mesa del comedor, entiéndelo,
no puedo hacer otra cosa.
Ni decirte otra cosa que no te haya dicho ya cien veces
en todas mis noches de pesadilla.
¿Qué puedo decirte para que me perdones
por seguir pidiendo el perdón a los muertos?
Son mis muertos, lo sabes, ¿verdad?
No son los muertos de los otros.
Son mis queridos muertos.
Los muertos que he matado
cuando pensaba que tenía el cargador vacío.
Tenía un trabajo, un nombre falso, una misión.
Y he fallado.
Te he fallado a ti. Le fallé a Emma.
Todos fallan, dice riéndose el barman.
y mira cómplice al verdugo que no quiere delatarse
y hace como que lee un periódico.
¿Qué cómo lo sé?
Hay un bar perdido en la niebla de Zaragoza
que tiene una puerta que da a un hostal en Granada.
Los besos y las lágrimas se caen al suelo
y los recogen personas desconocidas.
Los besos y las lágrimas no tienen nombre.
Sólo yo sé quien es el dueño.
Es mi trabajo. Ver qué cae y quién lo deja caer.
Es mi jodido trabajo.
Y, lo creáis o no, yo antes era bueno en esto.
¿Bueno en qué?
Define tu vida en dos palabras:
disimulo y suplantación.
La vida del espía.
La vida del conspirador.
Pero no cualquier espía, ni cualquier conspirador,
no, peor aún, un espía que no conspira,
un conspirador que no espía.
Esa era la manera, la única manera,
de poder traicionarme cada día
para no traicionaros a vosotras.
Los años de paz han acabado.
Ya puedo desprenderme de mi traje de civil.
Y puedo decir que he fallado.
Porque se hunde el barco y todos gritan
y se declaran un amor ridículo.
Yo no. Yo amé. Y el amor cayó al suelo
y rebotó y se ocultó bajo la barra del bar
y el verdugo fue rápido, qué cabrón,
¡Tendríais que haberlo visto!
Me quedé horrorizado.
El momento de la acción inevitable
que rebota y rebota en mis noches de pesadilla.
sábado, 2 de diciembre de 2023
(POEMAS VOLUNTARIOS)
TERCER GRADO
Llevo 25 años en la poesía.
Más de 25. Ya ni me acuerdo.
Cometí una tontería.
Un prejuicio estúpido
me impidió borrar las huellas.
Pero he aprendido a ser limpio.
Y voy camino de ser implacable.
PLAN DE TRABAJO
Que Sor Angustias no te traspase su angustia.
Que los días se sucedan ordenadamente.
Las semanas que los jueves son lunes
son particularmente horribles.
Que no llueva en las horas del patio,
aunque ahora ya no llueve por culpa de los turistas,
me dice la taxista, y oye, porqué
todos los taxistas votan a...
(déjalo, que este es un poema pobre
y los poemas pobres no deben tener vergüenza
de su desnudez).
Que Sor Angustias no te trasmita su angustia,
íbamos diciendo, eso es lo importante ahora.
Las 7: 25 de la mañana.
El telón se va a abrir pronto.
Ya sé que es difícil sonreír cuando
te están ahogando con tinta de impresora.
Pero hay que sonreír,
ese es tu trabajo.
El escenario está preparado, el público
grita, va a empezar
la función.
PLAN DE TRABAJO
(CONCRECIÓN CURRICULAR)
Que Sor Sufrimiento no te traspase su sufrimiento.
El público tiene que divertirse. Eso es
fundamental. En caso contrario la función
será cancelada.
Ningún acto sin su protocolo
y ningún informe útil...
Eso es fácil, basta con enterrar
la verdad con palabras
cuanto más limpias y vacías mejor.
Generaciones de escribanos han practicado
el mismo método con resultados
satisfactorios, ¿acaso tú te crees distinto?
Sor Sufrimiento quiere cumplir los plazos.
El público está impaciente.
Los alborotos les cuestan caros a los
felices ciudadanos que esperan
la apertura automática y rutinaria
de las Puertas de la Sabiduría.
¿Acaso tu puedes activar el botón de freno?
Sal al escenario. Cumple con
tu papel.
El informe será cuñado y enviado
por correo certificado.
SEMBLANZA
(a la manera clásica)
Por mis agobios vivo.
Mis neuras son mis dueñas.
De lo bueno busco lo malo,
de lo malo, lo peor.
De la indiferencia del destino
me desespera su silencio.
Su trueno violento
atado al suelo me deja.
Si por azar me sonríe
al destino su mano muerdo desconfiado.
Busqué consuelo en la poesía:
Cuando lo obtuve no me bastó.
Busqué el amor y la amistad
(de los regalos de la vida poco me pareció)
Y por más que me dio la vida, nada me bastó.
Mi ambición es la de la arena
que un muro al mar quiere poner.
En el examen final
delirios y ruinas mis palabras serán.
"Pero fue un sueño hermoso", me escuchan decir.
El teatro se cierra y el público vuelve a la calle.
Los automóviles cruzan los charcos, mojando
a los últimos paseantes que regresan
a sus casas frías donde nadie espera.
"Un sueño entre fango", repiten los fantasmas
que pegados a las sombras esperan a sus dueños.
A VECES
A veces ni el sexo ni la tele ni ninguna película
ni los libros
a veces ni la fotografía
a veces ni la poesía ni Brines ni Ángel
González ni siquiera
Blas de Otero
a veces ni el sexo ni las películas ni
los libros
ni las fotos de Navia y si ni siquiera las fotos
de Navia pueden vencer estos recuerdos malditos
es que nada puede con ellos
por eso a veces ni el sexo ni la tele ni los libros ni
la poesía
ni siquiera la poesía
ni las fotos de Navia
ni las fotos de García-Alix
ni las fotos de Cristina García Rodero
ni ninguna foto mía
para quemar el recuerdo con el recuerdo
para apagar el fuego con el fuego
a veces sólo la música
a veces sólo una canción
a veces sólo unas pocas canciones
sólo las que mejor queman
sólo las que sabes que no se van a apagar con las primeras gotas
de la tormenta que viene
las que sabes que no te van a dejar a oscuras
en medio del pasadizo
con trampas y esqueletos y ratas y serpientes
ese pasadizo que construyeron para escapar del palacio
pero del que nadie nunca logró encontrar la salida
a veces ni el sexo
ni los libros
ni las películas
ni los documentales de escritores de Filmin
a veces ni las fotos de Navia
y si las fotos de Navia no rompen la capa de hielo
es que el agua que corre debajo está demasiado profunda
para poder beber de ella
a veces sólo la música
sólo unas pocas canciones
las que mejor queman
las que mejor crecen
al borde de las rocas que golpea el mar
en la tierra seca del fondo del cráter dormido
a veces la corriente es tan fuerte
que me arrastra hasta el sumidero
de los recuerdos asesinos
que matan toda esperanza en el futuro
que matan toda compasión
toda posibilidad
de perdón
en esta lucha contra el tiempo
en esta lucha contra los días muertos
contra los sueños muertos
contra los errores y los fracasos
y los caminos cortados y los puentes rotos
a veces sólo la música
a veces nada me sirve
a veces es inútil hacer nada
a veces hay que ir a la droga más fuerte
a veces hay que duplicar la dosis
y luego otra más y luego otra más
a veces ni la poesía
a veces ni Blas de Otero a veces
ni un chute de Blanca Andreu
a veces ni Brines
a veces ninguna droga escrita
ni leía
ni vista
a veces la música
a veces sólo tres minutos
cuatro minutos
cinco minutos
y luego la noche
y el frio
y los aullidos de los lobos al otro lado
de la cabaña
y el viento y la nieve
y los aullidos de los lobos
que huelen tu miedo.
domingo, 29 de enero de 2023
PARADA TÉCNICA
(adelanto 3)
CONDENA
Las canciones que no te canté.
Los libros que no te leí.
La vida que no tuvimos.
La vida que tuve sin ti.
Los discos que no compramos a medias,
que no descubrimos juntos.
Los viajes que no hicimos.
Las fotos que faltan, las páginas arrancadas.
La bromas que no me gastaste.
Tu risa en la noche, que borró tan pronto la niebla.
La vida que no tuvimos.
Las fotos que no te hice, las páginas arrancadas.
Los besos sin ruido, ofrecidos a un dios cruel
que solo nos entrega
aquello que puede quitarnos.
La vida que viví sin ti.
EL CRISTAL
(POEMA ORIGINAL)
Lanzarse suicidamente a la vida.
Coger carrera y saltar alto,
en cualquier sitio, donde te pille,
desde una roca o desde un puente.
Caer fuerte y llegar hondo, los más
hondo que se pueda.
Lanzarse suicidamente a la vida.
Una vez, dos veces, tres veces. Las que haga falta.
Hasta que el cuerpo enfermo de la vida
nos rechace, nos expulse, nos lance en cualquier momento,
con violencia o suavidad, contra el cristal
de la muerte.
Lanzarse suicidamente a la vida.
No esperar al desprecio ni al rencor.
Cerrar los ojos y gritar.
Abrir los ojos en plena noche y correr
sin dirección ni cuidado,
a lo loco, a ciegas. Dejarse arrastrar
o luchar contra la corriente. Emerger en cualquier
playa o caer preso en cualquier red.
No ver pasar la vida. Lanzarse a ella.
La única voluntad posible. La única certeza.
Lanzarse suicidamente a la vida
en la gran ciudad vacía, en los campos ruidosos,
sembrados de trincheras y cruces.
Un día cualquiera. Donde te pille.
No esperar más.
No desear más.
Lanzarse suicidamente a la vida.
El tráfico de mercancías, los gritos cálidos de los cuerpos, el silencio
brusco, entre el minuto de la esperanza y el minuto
de la angustia.
No puedes cerrar la puerta.
Abre la ventana y lánzate.
No esperes que el odio te queme.
El fuego ya se acerca a tus pies.
Tu última voluntad.
Tu única voluntad.
Demuestra que aún no estás vencido.
Únete al grupo, ya, ¡ahora!
No esperes más.
La muerte tiene el cristal muy limpio.
No la verás venir.
Los días son muy largos.
Las noches duras.
Hay que pelear mucho.
Contra el calor
que resiste en las habitaciones de arriba.
Contra las palabras, contra las frases
que quedaron a medias por miedo
a no ser entendido.
Contra los cuerpos, contra el cuerpo
propio, que pide agua y se agita en la cama
sin encontrar la puerta del sueño,
contra el cuerpo de tu mujer
que tiene la osadía de dormir plácidamente
y te ofrece su piel cálida y suave,
increíblemente suave, en la
penumbra del dormitorio.
sobre todo la noche es dura porque hay cosas
sin resolver, y cosas que están pasando cerca
en las calles vacías, en las otras casas,
en los parques oscuros. Y yo recuerdo los años
de mi juventud, las viejas noches de verano
de mi lejana (otro tópico inevitable) juventud.
Y miro el reloj y estoy atento a los ruidos
de la calle, y estoy atento a su silencio.
Y pienso en ellos, los niños, que no sé cuándo
van a volver, y me alegro por ellos,
y sufro por ellos. Sé que están
donde tienen que estar,
y sé que a mí me toca esperar
despierto, vigilando cada ruido,
intentando no perturbar con mis miedos y mis dudas
a mi mujer.
Mañana temprano ella cogerá el coche
y se irá a la ciudad.
Los días serán muy largos.
Las noches duras.
ARRESTO DOMICILIARIO
No mueras con el cuerpo intacto.
No mueras con todo tu dinero en el banco.
No mueras enterrado en pólizas de seguros.
Apura la partida hasta el final.
Buenas o malas, usa todas tus cartas
lo mejor que puedas.
Nadie gana siempre. Pero que no se diga
que no peleaste hasta no poder más.
No mueras con el corazón intacto.
No mueras sin haber vivido todos esos amores
que leíste en los libros mentirosos.
No mueras con el corazón limpio.
Llega hasta el fondo, al fondo del dolor
(si es preciso) pero también
al fondo del placer (y si la corriente
te arrastra luego, déjate llevar hasta el mar).
No mueras sin haber visto la luz de Venecia
en octubre, cuando los turistas van
de retirada y la niebla conquista la ciudad
todas las madrugadas,
No mueras sin cruzar el Bósforo.
No mueras sin pasear por París.
El arresto domiciliario llegará más pronto
o más tarde. No escondas tus delitos.
No te dejes deslumbrar por la vanidad
de los jueces.
Recuerda tus días de viaje, recuerda tus noches
compartidas, tus besos de despedida cuando
ibas a trabajar con ilusión y optimismo.
Recuerda que la dignidad sólo te
la otorgan los otros si antes tú
te la has otorgado a ti mismo.
Recuerda lo que escribiste una vez
hace muchos años: la vida
es una cárcel, pero cada cual
escoge el tamaño de su celda.