CORAZÓN DE ULISES
Subir a cualquier tren
sin preguntar dónde va.
Zarpar en cualquier barco
y tocar tierra en un puerto oscuro
de una desconocida ciudad dormida.
Salir sin despedirse.
Salir sin preparativos, sin más equipaje
que lo que llevamos encima:
la ropa, la cartera, la ilusión
que creímos perdida para siempre
de no comenzar en otra parte
sino continuar lo que éramos
cuando todavía no éramos nada.